En La cara desnuda de la mujer árabe, Nawāl al-Saʻdāwī con su pluma afilada como el escalpelo, osa rasgar el velo de silencio que envuelve a la mujer de los países árabes.
Su palabra deja oír la voz-grito de la niña sometida a la escisión del clítoris; de la adolescente que, muda, sufre las servicias sexuales de los varones de su propia familia; de la joven recién casa en cuya virginidad reposa el "honor" de la familia y en quien la périda de esa "fina membrana llamada himen" puede tener consecuencias trágicas; de la mujer, en fin, que sufre el doble rigor del sistema capitalista y patriarcal.