La marginación cultural y económica en la que vive el grupo gitano ha provocado una respuesta de automarginación que se traduce, no sólo en recelo frente al ordenamiento jurídico vigente, sino también en un esfuerzo colectivo por mantener al grupo lo más impermeable frente a los intentos de integración.

El grupo gitano posee una organización social propia, con contenidos culturales autóctonos, que funciona de forma paralela a la impuesta por el Estado; de ahí que no resulte fácil la coexistencia. Así, en tanto que grupo subdesarrollado, todos los indicadores reflejan esta situación.

El estudio que la Dirección General de la Mujer tiene la satisfacción de presentar se refiere a la situación de las mujeres gitanas en las cárceles españolas, en las que el porcentaje de dichas mujeres puede llegar a multiplicar varias veces se presencia porcentual en la población española.