Ni putas ni sumisas
Ni putas ni sumisas, fue el eslogan, voluntariamente provocador, con que un puñado de chicas de barriadas obreras lanzó un manifiesto denunciando el machismo y la violencia masculina. El detonante fue el asesinato de Sohane, una joven de dieciocho años que fue quemada viva en un sótano de Cité Balzac. Hermosa e insumisa, Sohane, hija de la inmigración, había pagado con la vida su negativa a plegarse a las normas de funcionamiento de la barriada.