Lidia Falcón nos ofrece en este ensayo una visión feminista, y por ello nueva, de los inmortales personajes femeninos del Quijote, y de los de siempre actuales temas del amor y de la sexualidad que se simbolizan en los arquetipos cervantinos. Una Dulcinea inexistente, creada por la fantasía del caballero que no la ama a ella sino a la aventura caballeresca. Teresa Panza y Aldonza Lorenzo que representan la sensatez y el sentido común encarnados en el hogar tradicional.

La autora analiza y rebate los argumentos que, desde diversas corrientes científicas, se han venido esgrimiendo para justificar los comportamientos agresivos y autoritarios del hombre con respecto a la mujer y las contraargumenta con una habilidad y una lucidez tales, que incita a una reflexión seria y concienzuda sobre un asunto del que nadie, sea hombre o mujer, puede considerarse ajeno.

El rapto de lo sagrado por los hombres, realizado a través de un matricidio histórico, político - simbólico, se revela como el rapto de los orígenes - origen de la creación del mundo del que un dios macho se apropia - la primera sacralidad femenina excluida - prigén de la humanidad/ la mujer - madre negada, suplantada por el padre - progen de la cultura - lo femenino rechazado del lado de la naturaleza.