A través de la educación se realiza no solo la transmisión de la ciencia y la cultura, sino que a su vez, resulta un factor importante de aprendizaje de valores, actitudes y normas. En la sociedad occidental en la que vivimos predomina una visión androcéntrica de la ciencia y en ella lo femenino se minusvalora, incluyendo en los niños y niñas e instalando estereotipos que contribuyen a perpetuar las discriminaciones en razón de sexo.
Numerosos estudiosos han destacado la relevancia que tiene el libro de texto como elemento que dirige la práctica docente y todos sabemos que los conocimientos que transmiten no son neutros sino que participan de la concepción de la ciencia que tiene el autor y que éste proyecta por medio de estereotipos en el lenguaje verbal e icónico.