Obras literarias

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  • Cristina Guzmán, profesora de idiomas

    La necesidad de Carmen de Icaza de comunicar sus sentimientos, sus vivencias, sus impresiones comienza apenas sabía escribir. Aunque todos los personajes de sus obras están descritos con innegable destreza, son las protagonistas femeninas sobre las que recae el peso del relato, y las que marcan el espíritu de cada novela. Pues si bien las aventuras que corren son meros productos de la imaginación de su autora, ésta ha sabido, consciente o inconscientemente insuflar en ellas su propia personalidad.

  • A instancia de parte

    Cuando Julián, finalmente se reúne con su amante en la habitación de un hotel, ésta le previene: Y ¿no habrá peligro para nosotros? Al fin y al cabo estamos haciendo la misma cosa por la que tu mujer ha sido condenada. La respuesta es la formulación completa del problema planteado por la novela: Pierde cuidado, las leyes son distintas para los hombres.

  • La indomable

    Al inicio de la primera frase del libro, aparece un nombre, el de la protagonista: Vida. En él se define ya todo un horizonte cultural e ideológico. Se trata, sin lugar a dudas, de un patronímico libertario, que ubica a la recién nacida en una familia de raíces ácratas. Debe ser éste un apelativo muy querido por la autora ya que aparecerá en libros posteriores y, sobre todo, le será impuesto a la primera de sus hijas, años después.

  • Cándida, otra vez

    Marina Mayoral ahorra el gesto, las lamentaciones; los personajes cogidos por la pasión se ven arrollados, y poco saben de la inevitabilidad que los conduce a cumplir su destino. Si la muerte se interpone, la asumen con sencillez. El amor lo puede todo; el lazo con el otro, el amado(a) supone la puesta en contacto con la hermandad esencial que acoge al hombre/mujer huérfano en la tierra. Cuando dos seres se entienden parece cumplirse el fin de la existencia...

  • Los motivos de Circe; Yudita

    Los textos que presentamos están protagonizados por siete mujeres: Eva, Circe, Penélope, Batsabé, Salomé y Gioconda, cuyas historias son ya conocidas; la novedad, que sin duda tienen, reside en que a través de la pluma de su autora las veamos desde un punto de vista, hasta ahora, inusual: el femenino. Estas mujeres no han tenido voz, aunque se han convertido en prototipos o mitos. Lourdes Ortiz les ha dado voz, las ha constituido en personajes desde dentro y les ha hecho juzgar una realidad distinta a la que siempre hemos conocido.

  • Memorias

    La belleza de la Infanta, su encanto personal, su exquisita cultura y hasta su inteligente apreciación de tantos personajes de la política y de la cultura de su tiempo, la concitaron la admiración y el respeto de muchos de sus contemporáneos. Sin duda, suscitó no sólo la admiración sino también el amor de algunos hombres famosos de su época. Vivió una vida larga, azarosa y difícil y fue casi una leyenda viva de todo cuanto aquí se menciona.

  • Caza menor

    Pese a las diferencias estilísticas y argumentales que existen entre esta primera novela y la subsiguiente trilogía Mujer y hombre también es evidente aquí una confrontación entre los personajes femeninos y masculinos. Elena Soriano ha comentado con amargura que en 1972, Carlos Saura hizo una película, que ella considera plagiada de Caza menor, titulada Ana y los lobos.

  • Poesía femenina hispanoárabe

    La voz de las mujeres de Al-Andalus, con lenguaje auténtico femenino o tomado prestado de los hombres, es la primera que nos ha llegado de las muchas que resonaron en la Península Ibérica. Fue expresada en lenguas que hoy han desaparecido de nuestro suelo, pero, tal vez, traducida al español, no resulte tan antigua ni tan ajena.

  • Poesía femenina en los cancioneros

    ... las damas de la reina, cuando no la propia soberana, que habitualmente eran las inspiradoras del canto de los trovadores y poetas, fueron también en ocasiones ellas mismas autoras de versos. Sus intervenciones fueron ciertamente esporádicas y circunstanciales, y casi siempre en lo que podríamos llamar una poesía colectiva y, las más de las veces, pública en su realización: intercambios poéticos entre la dama y el caballero, preguntas y respuestas, o juegos y fiestas caballerescas en las que se exhibían espectacularmente devisas y motes.

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