Obras literarias

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  • Rienzi el Tribuno; El Padre Juan

    El Padre Juan suponía una propaganda del librepensamiento y Acuña no encontró ningún empresario que estuviera dispuesto a correr el riesgo de estrenar la obra en Madrid. Se ve obligada a formar una modesta compañía, y ella misma ensaya y dirige a los actores e incluso traza y corta los trajes. Alquila el teatro de la Alhambra al conde de Michelena y tras solicitar el oportuno permiso estrena la obra el 3 de abril de 1891.

  • El copo de nieve

    No todos excluían a la mujer de participar en el romanticismo de la época. Sus defensores lo aceptaban siempre y cuando limitasen el campo de acción al género lírico. El Romanticismo sacralizó lo femenino, convirtió a la mujer en un ser inalcanzable, falsificado desde la distancia. Aquéllos que toleraban a las literatas, seguidamente recortaban su papel a una dimensión estrictamente poética.

  • Alba Grey

    Parafraseando sus propias palabras podríamos interpretar que para ella no había problemas del hombre ni de la mujer, sino problemas del ser humano. Sin embargo, no podemos prescindir del hecho de que en sus novelas estos problemas están encarnados en su mayor parte, al igual que en las de las autoras que inician su producción después de la guerra, en mujeres; mujeres fuertes e independientes, que tienen el valor de enfrentarse, casi siempre, a su destino, para bien o para mal, solas.

  • Antología poética de escritoras del siglo XIX

    Un auge dramático en el número de publicaciones firmadas por mujeres anunció hacia mediados del siglo pasado que la mujer llegaba a ser definitivamente una protagonista de importancia en la cultura impresa de esta nación. Este fenómeno se debe en parte al impacto del movimiento romántico. La categoría más nutrida de estas producciones es la de la poesía. Y es que decenas de mujeres encontraron en una doctrina poética que revalorizaba el sentimiento y la espontaneidad un apoyo importante para hacer frente a la arraigada tradición del silencio femenino.

  • Diario de una maestra

    El realismo de estos relatos, impregnados de un fuerte sabor local, ofrece un retrato costumbrista de la sociedad asturiana de la época, y permite ir descubriendo la fuerte personalidad de la autora, su carácter obstinado, rebelde e indócil que rompe, desde muy temprana edad, con el molde esperado por su familia.

  • Valor, agravio y mujer

    Ana Caro, admitida en los altos círculos de la nobleza cercana al Conde Duque de Olivares, no ha dejado sin embargo documentos biográficos sobre su existencia. Su figura aparece como un fantasma oculto en la historia documental: no conocemos datos familiares, estamento, educación, estado... Ella, como los personajes femeninos de sus comedias, bajo el disfraz de mujer varonil o como amante secreta y nocturna, parece existir sólo en la escritura, velando su identidad bajo los textos.

  • Fábulas en verso originales

    Los personajes que viven, hablan e intervienen en estas fábula son predominantemente seres humanos (...) y es importante subrayar, porque puede servir para aclarar aspectos de la personalidad humana y literaria de Concepción Arenal, que en las fábulas humanas -no del mundo animal- los personajes son mayoritariamente masculinos: Concepción Arenal parece sentirse más cómoda con el mundo masculino y con interlocutores que sean hombres, no mujeres.

  • Genio e ingenio del pueblo andaluz

    Cecilia Böhl de Faber, Fernán Caballero, que se sentía españolísima hasta la médula, no había nacido ni se había educado en nuestro país; pertenecía, sin duda alguna, al grupo de escritores europeos que se prendaron de España y de lo que España significaba en sentido romántico. Lo que causaba su rendida admiración era la estupenda galería de tipos, de costumbres, de expresiones, que, por los múltiples influjos de la modernidad parecían destinados a la extinción.

  • Antología poética de escritoras de los siglos XVI y XVII

    A pesar de que no todas las mujeres cultas de los siglos XVI y XVII escribieron, algunas ejercieron notable influencia sobre la literatura de la época. Es preciso iluminar una zona todavía oscura de un período en el que el desarrollo literario llegó a su cénit; bajar el puente levadizo que nos permita cruzar, por encima del olvido hasta la Edad de Oro e iniciar una bellísima aventura, la de restituir a nuestras literatas, honestamente, la individualidad que humana y artísticamente les corresponda.

  • Los alemanes en Francia vistos por una española

    Este libro una obra tierna, amena y divertida. Y sin embargo, la experiencia que vivió Josefina Carabias en Francia durante la ocupación nazi debió ser infinitamente menos amena y divertida y más difícil y dolorosa. Imagínense a una mujer de 31 años recién casada, con una brillante carrera y un futuro prometedor, que llega a Francia con su marido huyendo de la guerra civil española en noviembre de 1936.

     

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